Comenzó su carrera arbitral después de su faceta como futbolista. El arbitraje es una faceta del deporte que a menudo se mantiene en la sombra, sin la atención que merece ni el reconocimiento al empeño que implica dirigir un partido. Sin embargo, la historia de Hernán Apolonio Bautista Gutiérrez, un árbitro con una trayectoria notable, demuestra la pasión y dedicación que se requieren para desempeñar este rol fundamental.
Antes de su carrera arbitral, Bautista inició su trayectoria en el fútbol como jugador, participando en diversas ligas locales hasta los 26 años. Sin embargo, su pasión por el deporte lo llevó a tomar una decisión crucial: en 1989, al finalizar su etapa como futbolista, decidió convertirse en árbitro.
Para él, el fútbol era más que un juego; era una forma de vida. En sus ojos se reflejaba el deseo de permanecer siempre en el ámbito deportivo que tanto ama.
“Mi carrera como futbolista terminó a los 27 años, pero quería sentir esa cercanía con el fútbol. Ahí fue donde decidí convertirme en árbitro; no había otra opción para continuar en este deporte que me ha apasionado durante años”, expresó Bautista.
A lo largo de su carrera arbitral, Bautista se enfrentó a innumerables desafíos. Su trayectoria concluyó cuando cumplió 45 años, pues esa es la edad en la que los árbitros deben cesar de dirigir partidos oficiales.
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También es importante señalar que la transición de jugador a árbitro no fue sencilla; requirió coraje, liderazgo y una sólida formación.
“Tenemos que pasar muchas pruebas físicas, debemos correr más rápido que los jugadores, tener una excelente condición física, mucha disciplina y compromiso. Ser jugador es un mundo, pero también lo es el arbitraje, porque hay que tener mucho liderazgo y seguridad en la toma de decisiones”, afirmó.
Además, las pruebas que enfrentan los aspirantes al arbitraje son muy rigurosas, pues debían superar dos desafíos complejos: el primero consistía en un examen de conocimientos y el segundo, una prueba física que implicaba correr dos kilómetros en 12 minutos, además de recorrer distancias de 50 metros en cinco segundos.
“Cada año hay muchos aspirantes para ser árbitros, pero se requiere mucha exigencia y compromiso con uno mismo, porque las pruebas físicas son muy demandantes; si no cumples, simplemente se rompen tus sueños. De una cantidad considerable, solo un grupo pequeño consigue convertirse en árbitros oficiales”, precisó.
Formación arbitral
La formación constante es crucial en el arbitraje. Bautista participaba en capacitaciones anuales, donde adquiría conocimientos de árbitros provenientes de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA).
“Cuando uno empieza a estar dentro del arbitraje se convierte en una persona muy responsable. Hay aspectos que nos enriquecen como personas; entre ellos, la puntualidad, que considero algo muy importante”, aseguró.
La preparación para el arbitraje no solo incluye el conocimiento de las reglas, sino también el desarrollo de habilidades interpersonales y de liderazgo, fundamentales para manejar situaciones tensas en el campo de juego.
Su enfoque meticuloso en las reglas y su constante capacitación le permitieron manejar la presión de arbitrar partidos ante grandes multitudes, donde la tensión y las expectativas son altas.
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