A siete meses de las Elecciones Generales 2026, hablar sobre ética política resulta relevante en medio de un contexto de desconfianza ciudadana y un escenario electoral marcado por el populismo, la desinformación y la ausencia de programas coherentes de parte de lo partidos políticos. Frente a ello, expertos advierten que la política peruana atraviesa un proceso de descomposición ética que amenaza la legitimidad democrática.
En el Perú, existen actualmente 43 partidos políticos inscritos ante el Jurado Nacional de Elecciones.
Andrés Solari Andrade, excoordinador de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza en Ayacucho, sostiene que la ética, entendida como el compromiso moral y el respeto a los principios democráticos, parece haber perdido peso en el panorama político actual. Asimismo, señala que recuperar la confianza de la ciudadanía en sus autoridades es esencial para fortalecer la democracia y dignificar la función pública. En su opinión, la política no puede reducirse a la competencia electoral, sino a la construcción de una cultura democrática sostenida en valores.
Por su parte, el antropólogo e investigador Jefrey Gamarra Carrillo advierte que el problema ético en la política peruana está vinculado al surgimiento de lo que denomina la “postpolítica”, una etapa donde “ya no se negocia el poder en términos de principios democráticos o ideológicos, sino bajo arreglos no éticos y conveniencias personales”. Explica que los partidos dejaron de representar sectores sociales o programas coherentes, y los candidatos buscan únicamente convencer a electores individuales mediante ofertas inmediatas y mensajes emocionales.
El antropólogo cuestiona además el comportamiento de muchos candidatos que transitan de un partido a otro sin reparo, denominándolos con la expresión quechua “q’ara uya”, refiriéndose a que “tienen el rostro de cuero” y no sienten vergüenza ante la falta de ética en sus actos públicos.
Para ambos especialistas, la restauración de la ética en la política exige no solo sancionar las prácticas corruptas, sino recuperar la noción de ciudadanía como una relación de derechos y deberes colectivos. En un contexto donde la desinformación y el amiguismo ganan terreno, el desafío más importante es promover ciudadanos críticos, capaces de exigir coherencia y principios a sus representantes.
De acuerdo con la Asociación Civil Transparencia, el 73 % de los peruanos no confía en los partidos políticos.
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