La UNSCH sueña con dejar huella en el tatami nacional

La UNSCH sueña con dejar huella en el tatami nacional


El eco de los tambores imaginarios, la cadencia de los movimientos y la disciplina que se teje en cada gesto. Así entrena la Selección de Wushu de la Universidad Nacional San Cristóbal de Ayacucho (Unsch), un grupo de jóvenes que, entre estudios y sacrificios, busca hacerse un lugar en los escenarios deportivos más exigentes del país.

El entrenador Hans Orellana Palomino guía con paciencia y exigencia a los muchachos, convencido de que la perseverancia abre caminos, incluso cuando los recursos escasean.

Tras el receso vacacional, los entrenamientos volvieron a encender la chispa: martes y jueves de 8:00 pm a 9:45 pm, sábados de 3:00 pm a 5:45 pm Son horas de sudor que, más allá de la técnica, transmiten un mensaje; Cualquiera de los estudiantes de las distintas carreras profesionales puede unirse, porque el wushu, como la vida, es inclusión y disciplina compartida.

El calendario es apretado y demandante. Primero está el campeonato nacional del 4 de octubre en Ayacucho, donde llegarán delegaciones de Lima, Arequipa y otras regiones; una cita que no solo pondrá a prueba la resistencia física de los atletas, sino también la capacidad de la ciudad de convertirse en epicentro deportivo.

Luego, con apenas unos días de diferencia, se abrirá paso el desafío mayor: el “Campeonato Universitario Nacional de Wushu”, programado entre el 14 y el 19 de octubre en Lima. La sede aún no está definida, pero la ilusión de representar a la Unsch tarde más fuerte que cualquier incertidumbre.

Como suele suceder en el deporte universitario peruano, los recursos son un tablero movido.

“El nuevo rector está revisando el presupuesto, y no sabemos si podremos viajar al campeonato nacional a nivel de universidades, pero aseguramos nuestra participación en el certamen nacional organizado por la federación”, confesó Orellana con franqueza.

La frase, sin embargo, no suena a resignación, sino a reto, porque si el dinero no alcanza, los atletas buscarán la manera de costear el viaje, aun si implica un esfuerzo personal. La pasión por competir no conoce excusas. La participación en Lima dependerá del apoyo institucional, pero lo que no está en duda es el compromiso de los deportistas.

En vacaciones, aunque solo un 30 % pudo entrenar de forma constante, los que permanecieron mantuvieron la llama encendida, demostrando que la constancia pesa más que la cantidad.

La selección no camina sola; el propio entrenador resaltó la figura de Junior Huamán Orue, estudiante que se alista para competir en los “Juegos Bolivarianos 2025”. Su ejemplo contagio y motiva: cuando un compañero logra, el grupo entero sueña.

El wushu en la Unsch no es solo una práctica deportiva; es también una bandera. Una manera de mostrar que Ayacucho vibra con cada disciplina, que sus jóvenes saben soñar en grande y que, en cada movimiento, llevan el peso de una región que quiere ser reconocida por su talento.

Con apenas un mes y medio de preparación para las competencias, los estudiantes saben que no todo depende de ellos: el tatami espera, los rivales también, pero lo más difícil siempre será vencer la incertidumbre.

Sin embargo, cada entrenamiento es un poema de resistencia y, en cada golpe, cada salto y cada respiración, se escribe la certeza de que Ayacucho volverá a hacerse escuchar, no solo en las aulas, sino también en el escenario deportivo nacional.

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