La inestabilidad en la gestión de Machu Picchu está generando una crisis que amenaza con afectar no solo al turismo en Cusco, sino también a toda la economía nacional. Cancelaciones de reservas, pérdidas millonarias y un creciente deterioro institucional ponen en riesgo la llegada de miles de visitantes al país.
“Estamos hablando de una de las maravillas del mundo y se está dañando la imagen del Perú”, advirtió Alejandro Mancilla, presidente de la Cámara Regional de Turismo de Ayacucho (Caretur).
El dirigente explicó que los conflictos por la permanencia irregular de Consettur en Cusco, sumados a sospechas de corrupción, no solo impactan en Machu Picchu y Aguas Calientes, sino que proyectan al exterior un clima de desorden e incertidumbre en el principal destino turístico del Perú.
Mancilla recalcó que el impacto de esta crisis trasciende al Cusco. Un turista extranjero que visita Machu Picchu suele recorrer también Ayacucho y otras regiones cercanas, por lo que la disminución de visitas a la ciudadela inca repercutirá directamente en las economías locales.
“La crisis podría generar cancelaciones masivas de paquetes vendidos con años de anticipación, afectando gravemente al turismo receptivo y a las economías regionales”, puntualizó.
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