La cuenta regresiva hacia los Juegos Bolivarianos Lima–Ayacucho 2025 avanza, y la reciente alianza entre el Gobierno Regional de Ayacucho y la Municipalidad Provincial de Huamanga abre un nuevo capítulo en la preparación del certamen. Más allá de los gestos políticos, lo que está en juego es la capacidad de la región para responder a la llegada de más de cuatro mil atletas de 12 países, en un evento que pondrá a prueba su infraestructura y organización.
Uno de los principales puntos de discusión es la Villa Bolivariana, proyectada como el espacio destinado a hospedar a las delegaciones deportivas.
Otro frente es la implementación del “Plan Ciudad”, que busca ordenar el tránsito, garantizar los servicios básicos y reforzar la seguridad durante las competencias. Sin embargo, persisten dudas sobre su operatividad real a menos de dos meses del certamen.
La cita bolivariana no solo será una vitrina deportiva, sino también un termómetro de la gobernanza local. La coordinación interinstitucional y la capacidad de ejecutar en plazos cortos marcarán si Ayacucho logra consolidarse como anfitrión internacional o si, por el contrario, las promesas terminan siendo solo un saludo a la bandera.
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