La docente Beatriz Fabián, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (Unsch), compartió reflexiones sobre el modelo del “Buen Vivir”, una propuesta de desarrollo inspirada en las prácticas ancestrales de los pueblos originarios del Perú y América Latina.
“El Buen Vivir es una forma de vida plena”, señaló Fabián, explicando que este modelo se basa en la búsqueda de la felicidad colectiva y en la convivencia armónica con la naturaleza. En contraste con los modelos occidentales de desarrollo, centrados en la explotación de recursos, la acumulación y el individualismo, el Buen Vivir plantea una visión que respeta los territorios, promueve la reciprocidad y prioriza el bienestar común.
Según indicó, este modelo no es nuevo, sino que ha sido practicado desde tiempos preincaicos por diversas culturas del país.
“En el mundo andino, por ejemplo, hablamos del Sumaq Kawsay para el pueblo quechua”, detalló. Estas nociones del Buen Vivir tienen como base una relación comunitaria y espiritual con la tierra, y continúan vigentes en muchas comunidades campesinas y nativas del país.
Fabián subrayó que este enfoque no solo permanece vivo en los territorios rurales, sino que también se manifiesta en las ciudades, a través de las prácticas de migrantes que mantienen vínculos comunitarios y solidarios. Además, agregó que esta propuesta ha trascendido al ámbito académico y político, generando debates sobre la necesidad de replantear los actuales modelos de desarrollo.
“La Constitución reconoce que el Perú es un país pluricultural y multilingüe. Entonces, ¿por qué no reconocer también que existen diversos modelos de desarrollo?”, cuestionó la docente. En ese sentido, recordó que el Buen Vivir no busca imponer una sola manera de vivir, sino valorar la diversidad como una riqueza colectiva.
La especialista también advirtió sobre los desafíos que enfrenta este modelo en contextos urbanos y centralizados, como la ciudad de Ayacucho o la capital del país. Sin embargo, afirmó que sigue siendo una alternativa viable.
“El Buen Vivir es una propuesta que podría contribuir a salvar al planeta, porque prioriza la vida en armonía con la naturaleza y el bienestar común, frente a un sistema que ha llevado a la crisis ambiental global”, concluyó.
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