En medio del asentamiento humano Covadonga, en Ayacucho, una propuesta cultural ha comenzado a transformar la vida cotidiana de decenas de familias. Se trata de Puriyninchik, que en quechua significa “nuestro camino”, una biblioteca comunitaria que promueve el acceso libre a los libros y la creación de espacios de lectura inclusivos. La iniciativa es liderada por Yesenia Montes, promotora cultural que ha hecho de este proyecto una apuesta firme por el desarrollo personal y colectivo a través de la palabra escrita.
Montes, migrante y lectora tardía, identificó en su propia experiencia las brechas de acceso al conocimiento que enfrentan muchos jóvenes en el país. Fue esa reflexión personal la que la impulsó a construir un espacio que ofreciera, desde la infancia, un acercamiento real y cotidiano a los libros. Así nació Puriyninchik, primero con apenas veinte ejemplares donados y un rincón improvisado en el parque Glorieta. Hoy, la biblioteca cuenta con más de 1,500 títulos y se ha convertido en un punto de encuentro para lectores de todas las edades.
El enfoque de trabajo no se limita al préstamo de libros. A través de clubes de lectura, talleres creativos, cuentacuentos y actividades en lenguas originarias, como el quechua, el equipo voluntario de Puriyminchik busca hacer de la lectura una experiencia compartida, placentera y accesible. Los libros están organizados por colores y disponibles para que cada visitante explore por su cuenta. No se necesita carné ni trámites: basta con entrar, elegir y leer.
La biblioteca funciona gracias a la autogestión y al esfuerzo conjunto de voluntarios, vecinos y gestores culturales que han donado su tiempo, materiales o conocimientos. Entre ellos, carpinteros que construyeron los estantes, mediadores de lectura y jóvenes que lideran actividades. Parte del crecimiento de la colección ha sido posible también gracias a fondos obtenidos mediante concursos del Ministerio de Cultura.
“La lectura no solo transmite conocimientos, también forma ciudadanos más empáticos, críticos y conscientes de su entorno”, afirma Montes, quien ve en los libros una herramienta concreta para imaginar futuros distintos, especialmente en sectores donde las oportunidades educativas son limitadas.
Puriyminchik es hoy más que una biblioteca: es un espacio vivo, en constante movimiento, donde la cultura se ejerce desde lo cotidiano y lo comunitario. Sus promotores invitan a la ciudadanía a conocer el proyecto, sumarse como voluntarios o donar libros para continuar sembrando lectura en el corazón de Ayacucho.
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